En el corazón de los Pirineos, encontrará un territorio donde las tradiciones y el saber hacer ofrecen una riqueza cultural y natural incomparable. Al explorarla, descubrirá oficios milenarios, paisajes modelados por la mano del hombre y sabores auténticos que despertarán sus sentidos.
Saint-Béat-Lez, apodada «la ciudad del mármol», es famosa por sus canteras de las que se extrae el prestigioso mármol de Saint-Béat, utilizado en monumentos emblemáticos como el Castillo de Versalles. Este mármol, reconocible por su inmaculada blancura, ha sobrevivido a los siglos, contribuyendo al renombre de nuestra región mucho más allá de sus fronteras. Cada año, el Festival del Mármol y las Artes celebra este patrimonio reuniendo a artistas y escultores en una sinfonía de creaciones contemporáneas.
Desde los inicios del turismo organizado, nuestra región ha dado protagonismo a los guías de montaña, que le ayudarán a descubrir nuestros paisajes de forma auténtica y respetuosa con el medio ambiente. ¿Sabía que fue aquí, en 1902, donde se creó la primera oficina de turismo de Francia? Fue una iniciativa visionaria que sentó las bases del turismo moderno, promoviendo la belleza natural de nuestra región y las habilidades de nuestros guías locales.
La historia de la energía hidroeléctrica en nuestra región comenzó en 1902 con la puesta en servicio de la primera central. Hoy en día, seis centrales hidroeléctricas aprovechan la fuerza de los torrentes de los Pirineos, proporcionando energía renovable y respetuosa con el medio ambiente. Este saber hacer energético es testimonio del ingenio y la capacidad de la población local para aprovechar los recursos naturales en aras del desarrollo sostenible.
La trashumancia, movimiento estacional de los rebaños hacia los pastos de montaña, es un espectáculo fascinante que forma parte integrante de nuestro patrimonio cultural inmaterial, reconocido por la UNESCO. El valle de Oueil, de vocación pastoril, es el escenario de este ritual ancestral. Los pastores, verdaderos guardianes de estas tradiciones, perpetúan un saber hacer milenario que da forma a nuestros paisajes y mantiene la biodiversidad de nuestras montañas.
La gastronomía local es un viaje en sí misma. Durante su estancia, saboree dos de las principales especialidades de nuestra región: el pétéram, un sabroso guiso que calienta el corazón, y el pistacho, ingrediente clave de algunas de las recetas más emblemáticas de la región. Estos platos, elaborados con pasión, reflejan la historia y las tradiciones culinarias de nuestra región. Los productos a base de miel de los apicultores locales, disponibles en la Cité des Abeilles, añaden un toque dulce a este descubrimiento gastronómico, revelando el saber hacer de los apicultores de nuestra región.
Paseando por nuestros pueblos, saboreando nuestras especialidades y descubriendo nuestros paisajes, sentirá el alma de nuestra región. Los Pirineos de Haut-Garonne no son sólo un destino, sino una experiencia de inmersión en la que cada destreza cuenta una historia, la historia de un pueblo orgulloso de sus raíces y que mira hacia el futuro.