Tras un primer día ajetreado, decidimos mimarnos un poco. Nos dirigimos a Luchon, la «Reina de los Pirineos». ¿El programa? Un día en el vaporarium de las termas de Luchon, ¡una experiencia única en Europa! Una gruta natural por cuyas paredes escapa vapor caliente que envuelve en un suave calor. Podrán relajarse mirándose a los ojos, arrullados por el silencio y el vapor.
Al salir, el contraste entre la frescura del aire y el calor de la cueva despierta los sentidos. Tras esta pausa de bienestar, tomamos asiento en el parque del balneario. Aprovechamos para pasear bajo los altos árboles, escuchar el canto de los pájaros y relajarnos en un banco frente a las montañas. Un verdadero momento de reconexión para los dos.
Por la noche, disfrutamos de una cena romántica en el restaurante Le Montagnard. Con vistas a las montañas, un ambiente acogedor y platos para deleitar tanto la vista como el paladar. Mención especial merece el pétéram, una especialidad local a base de despojos que sorprendió y sedujo a nuestras papilas gustativas.