GR86 Saint-Béat-Lez

Elija el GR86 para su excursión por los Pirineos

A finales de julio, Ben y yo nos fuimos una semana de viaje deportivo y cultural. ¿Nuestro objetivo? Descubrir el GR86, una ruta de senderismo que serpentea por los magníficos paisajes de los Pirineos. Este sendero, rico en historia y patrimonio, nos descubrirá tesoros escondidos y panoramas impresionantes. Por el camino, tuvimos la suerte de descubrir lugares como Saint-Bertrand-de-Comminges, Saint-Béat-Lez y muchos otros, cada uno de los cuales ofrece una experiencia única y memorable. Ante todo, es importante recordar que preparar un viaje requiere preparación. Hay que definir de antemano la ruta, los lugares para dormir, las visitas obligadas… Está claro que yo no habría podido hacerlo sola, pero con Ben fue un juego de niños.

Jour 1

sumergirse en el pasado
en Saint-Bertrand-de-Comminges

Nuestra primera parada fue en Saint-Bertrand-de-Comminges. Fue un día estupendo, con un sol radiante. Me sedujo enseguidael ambiente medieval que reina en este pueblo. Al pasear por sus calles empedradas, se tiene la sensación de haber retrocedido en el tiempo. La majestuosa catedral Sainte-Marie, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una visita obligada. Ben y yo pasamos muchos minutos admirando sus ornamentadas tallas y la vista panorámica del valle circundante. Una visita a los restos romanos también nos dio una idea de la grandeza pasada de este lugar.

Saint-Bertrand-de-Comminges Saint-Just-de-Valcabrère

Día 2 :
Tras las huellas de la historia en Valcabrère y Barbazan

A dos pasos de Saint-Bertrand-de-Comminges, el segundo día nos dirigimos a Valcabrère. Nos encantó por su tranquilidad y su encanto auténtico. La basílica de Saint-Just, en Valcabrère, es una auténtica joya de la arquitectura románica. Me impresionó especialmente la belleza de sus capiteles esculpidos, que cuentan historias que se remontan siglos atrás.

Continuando nuestro viaje, descubrimos Barbazan, un pintoresco pueblo enclavado en lo más profundo de las montañas. Este pueblo es el punto de partida ideal para explorar los alrededores. Para almorzar, tuvimos el placer de comer en un restaurante donde pudimos dejar las mochilas y disfrutar de algunas especialidades locales. No hay mejor manera de reponer fuerzas antes de continuar el GR86.

Día 3 :
Saint-Béat-Lez, entre naturaleza y cultura

Saint-Béat-Lez, al que llegamos el tercer día tras una vigorizante caminata, destaca por su riqueza cultural. Aunque el pueblo es relativamente pequeño, posee un impresionante patrimonio histórico. Mientras paseábamos, descubrimos esculturas de mármol diseminadas por todo el lugar, testimonio de la tradición centenaria de la escultura en la región. A Ben le gustó especialmente el Museo del Mármol, donde aprendimos sobre la importancia del mármol en la historia local.

Jour 4

parada natural
en Marignac

Marignac, no lejos de Saint-Béat-Lez, ofrece un marco natural excepcional. Tras un largo paseo por los senderos de los alrededores, que ofrecen unas vistas impresionantes de las montañas circundantes, disfrutamos de un apacible descanso a orillas del Garona, donde hicimos un picnic y escuchamos el murmullo del agua. Este momento de relajación fue una oportunidad para reconectar con la naturaleza, lejos del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana.

La Garonne

Día 5: Montréjeau, puerta de los Pirineos

Por último, nuestra aventura por el GR86 nos llevó a Montréjeau, una ciudad animada y acogedora. Exploramos su centro histórico, donde cada edificio cuenta una historia. El mercado de Montréjeau es una auténtica explosión de colores y sabores. Disfrutamos charlando con los productores locales, descubriendo productos de la tierra que nos llevamos a casa como recuerdo.

Día 6: Un viaje a través del tiempo y la naturaleza

El GR86 no es sólo una ruta de senderismo, es una invitación a explorar la historia y la belleza natural de los Pirineos. Tanto si eres un aficionado a la historia, un amante de la naturaleza o simplemente buscas nuevas experiencias, esta ruta te conquistará. Ben y yo quedamos encantados con la diversidad de paisajes y la riqueza cultural que encontramos por el camino. Realmente pude dejarme llevar, desconectar y volver a lo básico. Fueron unas vacaciones cerca de la naturaleza, en las que te acostabas con el sol, te levantabas con el sol y disfrutabas de las vistas. Cada paso en el GR86 es un descubrimiento, una nueva página de la historia que se abre ante ti. Nos conmovió la amabilidad de la gente del lugar y la belleza del paisaje, y esperamos que usted sienta la misma magia durante su estancia. Así que coja sus botas de montaña, su mochila y láncese a la aventura por el GR86, donde naturaleza e historia son una misma cosa.

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